by Marta Martínez

El dorso del caballo no está desarrollado para que nosotros nos montemos, sin embargo ya que lo hacemos, hemos de ser conscientes de cómo podemos influir sobre este, y sobre el caballo en general.

Pérdidas de rendimiento, pies “vagos”, más “flexible” hacia un lado que hacia el otro, etc… pueden ser signos de que estemos influenciando negativamente a nuestro caballo. 

Para que sea más entendible…. 

Imagina que cargas una mochila que lleva más peso de un lado que del otro...si es solo un rato no pasa nada, pero a la larga acaba acarreando compensaciones sobre nuestro cuerpo y nuestra biomecánica (nos inclinamos hacia un lado para compensar el peso por ejemplo);

o que en esa misma mochila, las cosas no están “ordenadas” y una esquina de un libro que se te clava en la espalda y te provoca dolor. Intentamos evitarlo compensándolo con nuestro cuerpo.

IMAGINA QUE EN ESA MOCHILA LLEVAS A ALGUIEN QUE SE MUEVE, Y TIENE SU PROPIA BIOMECÁNICA, Y SUS PROPIAS “ALTERACIONES CORPORALES” …. 

Los caballos son relativamente moldeables y se adaptan a nosotros todo lo que pueden, pero algunas veces superamos su capacidad de adaptarse a nosotros y nos encontramos con problemas como los mencionados anteriormente.

Al fin y al cabo somos un binomio de seres vivos, por lo que, lo que hagamos nosotros, influirá sobre ellos y viceversa. 

Algo muy sencillo de ver sería la colocación de la pelvis:

Si bien, esta es el centro de control del movimiento, entonces tendrá una influencia decisiva sobre el resto del cuerpo.  En función de como coloco la pelvis, se me alinea el resto del cuerpo.

Podemos presentar :

o   “pelvis neutra”   Esta colocación sería la correcta ya que nos permite conexión con el movimiento del caballo, llevando un asiento a favor de caballo y jinete, y a partir de aquí puedo alinear mi cuerpo y disociar mis ayudas, de manera positiva activando las estructuras musculares que yo quiera.

o   Por otro lado, podemos presentar asientos en contra del movimiento que implicarán diferentes consecuencias negativas tanto para caballo como para jinete. 

o   Retroversión de la pelvis   En esta posición los isquiones se encuentran demasiado apoyados y el pubis no tiene apoyo isquiones apoyados demasiado, pubis no; de ahí provocamos una rectificación lumbar y seguramente hipercifosis torácica, colapsando el esternón hacia dentro y colocando la cabeza adelantada para compensar lo anterior; brazos y codos adelantados y con tensión, manos hipermóviles, pierna adelantada, poco eficaz y tobillo bloqueado, se adopta para suplir un problema de equilibrio y posible debilidad de la musculatura central profunda. Implicando un jinete por detrás del movimiento, llegando tarde a las exigencias del ejercicio. 

¿Qué provoca esto sobre el caballo? 

Cargamos mucho peso sobre la zona lumbar (región que no debería soportar peso), provocando hundimiento de dorso e impidiendo la transmisión de movimiento de los posteriores a través del dorso. Por tanto encontraremos dolor en la región lumbar y una hipomovilidad de la columna, sobre todo en esta zona. 

Posiblemente presentará problemas de contacto y serán caballos “vagos” con los cuales tendemos a usar ayudas externas. 

o   Anteversión de la pelvis  es lo contrario, pubis apoyado en exceso e isquiones sin contacto, provocando una lordosis en la región lumbar y una rectificación en la región cervical, una pierna excesivamente móvil y un talón posiblemente levantado. Se suele dar por tensiones musculares previas y genera un problema de equilibrio. 

El jinete se encuentra por “detrás” del movimiento del caballo, por lo que son caballos con tendencia a correr. Si no damos un apoyo equilibrado provocaremos la inversión del dorso, lo que a la larga podrá implicar que el caballo desarrolle también la postura del jinete. 

Es muy importante tener una formación mínima sobre estos conceptos para poder llegar a formar un binomio con nuestro caballo y conseguir que ambos podamos disfrutar de nuestro deporte, así como evitar lesiones y sustos indeseados.

¡Muchísimas gracias!

 

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