Les invito a adentrarnos en una bonita y desconocida historia, en ella conocerán cual fue durante cientos de años la forma de desplazarse a caballo de nuestras  madres, abuelas, etc…y que con el paso del tiempo fue el estilo de montar que se hizo distinguir entre las mujeres de clase alta. Actualmente se conservan multitud de piezas de arte en las que se ve a mujeres cabalgando de lado, incluso existen piezas rescatadas de la Isla de Man que sugieren que posiblemente ya se practicaba antes del 1000 d.c.

Durante largos años fue difícil encontrar a señoras sobre una silla de montar, fue hasta muy entrada la Edad Media cuando pudieron verse. Cuando consiguieron montar a caballo, no lo hicieron solas, sino que, debían conformarse con ir tras la silla del hombre a horcajadas; iban sentadas sobre un pequeño asiento trasero con un refuerzo acolchado, no cabalgaban de cara al viento, sino prácticamente de lado, “como meras pasajeras”.

Existen ilustraciones medievales que muestran a la mujer cuando comenzó a montar sola; lo hacía sentada, recayendo sus pies sobre el mismo lado. Aun así, esta posición originaba que no pudieran tener total control sobre el caballo y necesitaban la ayuda para subir y bajar del equino, por ello con frecuencia eran conducidas por el hombre, que lo hacia a pie o desde otro caballo.

ADENTREMONOS MÁS EN ESTA TRADICIÓN.thumb_foto_n3

La mujer a lo largo de la historia ha pasado gran parte de su vida embarazada, criando a sus retoños, la falda y los vestidos formaban parte de su atuendo habitual. Debido a todo ello, hacía imposible la monta a horcajadas. Se conoce que existía la creencia que montar a horcajadas era perjudicial para la función procreadora de la mujer por lo que la postura lateral era la más adecuada para desplazarse en cabalgaduras.

Durante largo tiempo se considero que “montar a mujeriegas” era la única forma en que una mujer pudiera ir a caballo. Los lectores se preguntaran “¿Que es montar a mujeriegas?”, les explico: es un término antiguo que se refiere a la posición en la que montaban las mujeres en tiempos pasados y que era colocando las piernas hacia el mismo lado.

La monta a la amazona se desarrolla en Europa en parte por las costumbres sociales de las clases adineradas, donde se dictaminaba que era inmoral para una mujer de estatus elevado y aparente buena salud montar a horcajadas; la moda demandaba vestir con largos vestidos o largas faldas por lo tanto montar a horcajadas con esa vestimenta era en ocasiones imposible y poco distinguido, pudiendo considerarse impúdico.

Les cuento una anécdota; se habían percatado que la Virgen María cabalgaba de lado, abajo en una imagen podemos observar a María con Jesús guiados a pie por San José huyendo de Jerusalén ha Egipto, detalle curioso ¡verdad!; del mismo modo en la España de los años sesenta nuestras abuelas montaban de lado en vespa ya que estaba mal visto que lo hicieran de otra forma.

Desde el inicio, la silla de montar de nuestras damas ha evolucionado con el tiempo, ofreciendo seguridad y notoriedad a la monta a la amazona. En el siglo IX se añade un pequeño planchette a ese asiento de montar que utilizaban; más adelante se le fue añadiendo nuevos elementos, así hasta llegar al siglo XIV donde reciben el conocido nombre de “Jamuga” esta silla empieza a adaptarse como silla de monta para poder transportar a las señoras en cabalgadura siempre con la ayuda de un “palafrenero” que la guie.

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Entre los siglos XIV y XV la jamuga mejoro dando más autonomía a la mujer, pero esto no fue suficiente; seguía ofreciendo escaso control sobre el caballo debido al difícil manejo de las riendas, y las damas no podían cabalgar a más velocidad, por consiguiente solo podían lucirse en paseos. Debido a ello se popularizo la utilización del “palafrén” como caballo de paseo para las señoras por su pequeño tamaño y su docilidad.
En el siglo XV Catalina de Medici, se considero la precursora de varias mejoras en la silla de amazona que le permitieron, a la Reina Francesa, tener un control independiente y total del caballo, tal era así que iba de cacería con su esposo y siguió cabalgando hasta pasados los 60 años.

En toda Europa son utilizadas estás monturas femeninas, a partir de las cuales, en ara de la independencia de movimientos, se evoluciona hasta llegar a la montura de amazona de cornetas que permite a la mujer ser autónoma a caballo.

La silla de amazona tiene un gran auge en la sociedad europea de los siglos XVIII y XIX, ligada siempre las clases acomodadas; en nuestro país no llego a popularizarse ya que solo se la podían permitir gente adinerada, no ocurre lo mismo con su predecesora la jamuga ya que ésta era de menor coste.

La jamuga y la silla de cornetas coexisten juntas hasta el siglo XVIII, donde ya se puede ver mujeres montando a horcajadas y donde comienza a reservarse la monta a la amazona a las clases altas.

A partir de este momento la jamuga es olvidada en el tiempo en toda Europa y gran parte de España, perdurando solo en determinados lugares y vinculada a determinados eventos festivos y religiosos.

La Emperatriz Elisabeth de Austria, Sissi, fue una de las causantes de que las mujeres pudieran montar a la amazona, ya que fomentó este tipo de monta por su pasión por la equitación.

Sisi y su pasión por los perros y los caballos - Sisi's amazing Journey

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